Queridos Reyes Magos:

Queridos Reyes Magos:

No sé si este año he sido muy buena o muy mala. Sé que a veces no me he portado como se esperaba de mí, pero la mayor parte del tiempo he querido hacer felices a los demás, a pesar de todo.

En esta ocasión me gustaría pediros algunas cosillas, pero de esas que no se pueden comprar, de las difíciles de conseguir. Siento mucho si os tenéis que estrujar un poquillo la cabeza para conseguirlas.

Necesito:

- Fuerza, mucha fuerza para seguir adelante, para levantarme cada una de las veces que me caigo.

- Prudencia, para no dejarme llevar tanto por mis impulsos, ya que a veces me cuesta un poco controlar mi corazón y mis palabras.

- Alegría, para tomarme las cosas con sentido del humor.

- Paciencia para saber esperar por las cosas que de verdad merecen la pena.

- Constancia, para no dejar de lado cosas importantes.

- Capacidad de perdón, que me hace mucha falta en estos momentos. No sirvo para guardar rencores.

- Y sobre todo AMOR, en mayúsculas. Amor de todo tipo, fraternal y romántico. Amor en toda su magnitud. Amor que me ayude a curar el corazón, que me ayude a confiar y a sentirme segura, que me haga olvidar las cosas malas y solo recordar las buenas.

Queridos Reyes Magos, no olvidéis tampoco cumplir los deseos de todas estas personas que día a día me acompañan en mis blog, con sus visitas y comentarios.

Esta noche, como cuando era pequeña, colocaré mis zapatillas junto a la ventana, para que me dejéis mis regalos dentro. Y no os preocupéis que no me olvidaré de dejaros al lado de las zapatillas una copita para brindar, galletas para endulzaros el viaje de vuelta a Oriente y agua para los camellos. Un besito.